Bienvenido

Photobucket

Falacias en los comerciales (ad populum y ad verecundiam)

lunes, 11 de enero de 2010

Debido a una alusión de cierto lector respetable he decidido remarcar una postura personal con respecto a las teorías clásicas, que es lo que en este momento estudio. Me refiero a mi opinión sobre la importancia de estudiar las culturas clásicas y sus textos, tales son los estoicos y epicúreos.

Aludiendo también a la figura anterior, me siento con el deber de aclarar cualquier malentendido ¡Jamás he dicho que no valga la pena estudiarlos! Me parece un equívoco. Por el contrario, pienso que tal vez podrían ser uno de los pocos puntos a favor que nos quedan a los filósofos, pues como ya lo he mencionado, es importante observar cómo los antiguos se las ingenian para poder desarrollar teorías y prácticas consistentes en demostrar y explicar un cosmos, en el que el hombre tiene un lugar estratégico y a la vez privilegiado cuando dispone inteligentemente de su capacidad racional.

Me ha parecido sobre todo algo de gran utilidad pues en estos tiempos, cuando se le ha prestado una atención y credibilidad casi religiosa a la ciencia es importante conservar encendido el recuerdo y por tanto dejar abierta la posibilidad de la duda a todas las cuestiones referentes a la ciencia, pues pareciera que hoy en día se rodea de un aura divinizante. Se cree que la ciencia es capaz de lograr todo, desde manipular diminutos organismos primitivos, hasta instalar estaciones espaciales en la orbita terrestre.

No pongo en duda los logros de la ciencia moderna, lo que pongo en duda es aquello que nos hace pensar que como dice el fulanito de consulta Mitofsky “los números no mienten”. Por supuesto que los números no mienten, no es mentira que 2+2=4, lo que es mentira es que una operación basada en el sondeo, del que no podemos tener constancia y aún así pudiéramos tenerla no es en lo absoluto razonable atribuirle verdad por simple mayoría, se aluda a sí misma de poseer las mismas virtudes que los términos aritméticos.

Eso lo sabe muy bien el que, bajo el uso de cierta retórica, busca convencer a un público; al que deseo con toda mi alma no se deje subestimar por argumentos tan bajos; de que tal o cuál producto es de mejor calidad por que la mayoría lo prefiere; o por que unos sujetos con bata se postren en pantalla, aseverando ser científicos que recomiendan el uso de algún jabón, una pasta de dientes, o una crema para las hemorroides; o por que Lolita Ayala con su rosa, de una “información que cura” a la que inmediatamente se ve acomodado un medicamento para el achaque al que Lolita ha hecho alusión oportunamente. Y que estas tres clases de comercial se repitan una y otra vez para bombardear a un público cada vez más iletrado, que tener un conocimiento ligeramente aproximado a las palabras “razonamiento falaz” se le hace tan lejano e inimaginable, como bien podría ser los sondeos de consulta Mitofsky o la posibilidad, o siquiera voluntad, de asegurarse de que la cédula profesional presentada en televisión sea efectivamente del científico en cuestión, pues me parece que prestar la cédula profesional constituye un delito ¿O me equivoco?

Son largas las cuestiones a tratar en materia de comerciales transmitidos en Televisa y TV Azteca, muchas veces pareciera que sólo pasan dos minutos de programa (de contenido ya de por si cuestionable) y como cinco de comerciales. Se me hace una pérdida de tiempo seguir hablando al respecto, les recomiendo no ver TV abierta, es basura, lo siento por los que se autocondenan al constante bombardeo de telenovelas, programas de “entretenimiento” y concursos humillantes, siento pena y a la vez coraje.

Me resta solamente hacer mención de las falacias que se hacen constar en dichos comerciales. Mi referencia es el señor Irving M. Copi en su libro: Introducción a la lógica Editado por Eudeba, Buenos Aires, 1979. En su capítulo III, títulado: Falacias no formales.

Argumentum ad populum. El argumento ad populum se define a veces como la falacia que se comete al dirigir un llamado emocional “al pueblo” o a “la galería” con el fin de ganar su asentimiento para una conclusión que no esta sustentada en pruebas. (…) Podemos definir de manera más circunscrita la falacia del argumento ad populum por el intento de ganar el asentimiento popular por una conclusión despertando pasiones y el entusiasmo (a favor o en contra ) de la multitud.

Copi también menciona otro ejemplo de ad pupulum, señala que existe una apelación al snobismo de las personas, que consiste en rechazar su condición actual, en el caso de la falacia ad populum aplicada a la mercadotecnia, por los productos más recientes o en todo caso más refinados: desde jabones y dentífricos hasta línea blanca, automóviles y bienes raíces en determinada locación, de condición social que el consumidor considera superior. Además de eso, Copi argumenta:

(…) podemos incluir bajo este rótulo (ad populum) el familiar “argumento de la multitud”. El político que hace su campaña electoral “argumenta” que él debe recibir nuestros votos porque “todo el mundo” vota por él. Se nos dice que tal o cual marca de alimentos, o de cigarrillos, o de automóviles es “la mejor” por que es la que más se vende en el país. Una cierta creencia “debe ser verdadera” porque “todos creen en ella”. Pero la aceptación popular de una actitud no demuestra que sea verdadera. Razonar de esta manera es cometer la falacia ad pupulum.

Así yo decía, que no por que consulta Mitofsky diga que el tantos por ciento de los mexicanos las preferimos rubias (como el título de aquella película donde Marilyn Monroe se auto-ironiza) y que inmediatamente después se transmita un shampoo de manzanilla sea necesario correr a comprarlo, quisiera creer que no.

La siguiente es la falacia a la que me voy a referir se titula Argumentum ad verecundiam (apelación a la autoridad).


(…) El argumento ad verecundiam es la apelación a la autoridad, esto es, el sentimiento de respeto que siente la gente por las personas famosas, para ganar asentimiento a una conclusión.

Copi también señala que no necesariamente se comete esta falacia cuando se hace referencia a una figura reconocida, siempre y cuando tenga relación, pues un argumento adquiere más peso bajo la opinión de una figura reconocida. Por supuesto esto es aprovechado por los comerciales para incluir “testimonios” de “científicos” que ostentan tener especialidad en el campo de estudio de tal producto. Me parece que esto no es totalmente observado, pero bastaría con ver un comercial de aquellos que presumen venir de la industria farmacéutica y no de la cosmética y preguntando ¿A ti quién te recomendó la crema que usas?

Para finalizar, sólo me resta dejar en claro, por supuesto que estoy deacuerdo en el estudio de los filósofos antiguos, pues ellos son los que nos han proporcionado las herramientas necesarias para reconocer tanto la retórica tramposa de aquellos comerciantes que buscan engañarte, como aquellos otros que buscan enlistarte en alguna secta o en general que busquen seducir una mente ineficaz no entrenada en los ejercicios discursivos que ya se estudiaban desde hace tiempo en la antigua Grecia.

Bueno esto es una excusa muy en general y no especifico ¿porqué debería estudiar teología epicúrea y estoica? Pero doy los referentes a mis razones, espero que sean suficientemente satisfactorios para aquellos lectores respetables, a los que me he sentido halagado conocer hace como un año. Mis agradecimientos.

Levi

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No se por que Roy Campos, ese fulanito, decidió aparecer en un comercial de esos.
pero no creo que deberias tomar esa frase muy seriamente, por el contenido y el conocimiento que se tiene sobre el producto que anuncia ese comercial.
como sabemos, en México tenemos una muy baja calidad en nuestros programas y comerciales, lástima.

Levi dijo...

Aunque no necesariamente Roy esta cometiendo una falacia tan directamente. Tambien defenderlo sería hacer un argumento intrincado. Es una lástima la clase de publicidad que tenemos en México. Lo que hay que resaltar la gran cantidad de comerciales que apoyan su validez en personas portadoras de una bata y creen que ya por eso van aconvencer, pero como le decía muchas veces a mi novia: piensa que de 10 personas que ven esa basura, una persona lo compra, eso hace que de 100 sean 10, de 1000 sean 100 y así exponencialmente. Ahora no somos 100 personas en el DF y el área conurbada somos millones. Quisiera creer que la gran mayoría no se traga ese choro, pero les funciona!
Eso es precisamente lo que me horroriza!