Desde que leí el relato de Grass cuando conoció al mismo Erich María Remarque no pude contenerme de devorar su libro más célebre “Sin novedad en el frente”. Por supuesto que ya he visto la película y a decir verdad no ha dejado mucho qué desear, pues tanto la narrativa como el cine van tan ajustados al argumento y tan paralelos en tanto se refiere a la temática que en ciertas ocasiones me parece estar volviendo a ver la película de nueva cuenta, pues ambas son tan íntegramente fieles como brotadas de una misma cabeza.
Sin embargo me parece injusto no mencionar al director que se ha ceñido tanto a las palabras del autor como al sentimiento que le llevó a ordenarlas, de tal modo que representen un cuadro tan genial de la decepción del género humano para con la guerra, pues sin duda una producción antibelicista tan completa mereció ser coronada con dos premios Oscar en 1930; por supuesto estoy hablando de Lewis Milestone.
No me sorprende que tras la publicación de la obra de Remarque referente al desatino de la primera guerra mundial; que para entonces era conocida como “la gran guerra” sin adivinar que se avecinaba una de las peores catástrofes mundiales conocida como la segunda guerra mundial; todo mundo esperaba un cambio definitivo en la mentalidad europea y las potencias imperialistas. De haber sido verdad, la novela de Remarque hubiera marcado un hito en la historia. Una fuerte reprimenda bajo el protagonismo de un chico llamado Paul Bäumer quien nos guía bajo la guerra de trincheras y el estilo de vida adoptado por los soldados alemanes que , atraídos por el idealismo patriótico del discurso de un maestro suyo, se enlista como voluntario en las fuerzas militares y que poco a poco va disminuyendo hasta transformarse en un escepticismo hacia la guerra pero a la vez va formando lazos de amistad que sólo dentro de las barracas proporcionan y se fortalece con el trato duro e inhumano.
Bäumer se ve en la situación de rechazo incluso contra su propia familia, pues sus opiniones del frente normalmente se cruzan y contradicen con la realidad, pues es ésta la que descubre la crueldad, los horrores de la guerra.
Sin duda recomendable, tanto la película de 1930 como la novela. Por allí me han mencionado que también existe un re-make, pero no lo he visto, pero me aventuraría a recomendarlo, aún sin verlo. Cabe mencionar que la película de 1930 es americana, y que fue de las últimas en la que un alemán fue retratado al continente como un ser humano con una cierta dignidad llegando a ser visceral, pero al margen de la realidad, como cualquiera podría imaginarse una película de los 30's rebosante todavía del mimetismo y los ademanes del teatro clásico, cosa extrañable en unos años, pues para las cintas de la segunda guerra el Alemán se transformará en el enemigo, por tanto será retratado como un patán, un hombre falto de escrúpulos, el reflejo de lo peor que un hombre pude lograr a ser y en el mejor de los casos será ridiculizado por las caricaturas de Bugs Bunny y el pato Lucas.
Para mayor información sobre el tema, les recomendaré otra cinta que a leguas se nota la influencia de Remarque, pues al igual que Sin novedad en el frente es producida en la postguerra pero no de la primera sino de la segunda guerra mundial, sus personajes son jóvenes alemanes, pero logra una mayor calidad de realismo e impacto sin discursos tan románticos. Su nombre es El puente de Bernhard Wicki. La pondría entre una de las mejores películas, sino la mejor película de cine bélico. Con decirles que es por esta cinta por la que Rescatando al soldado Ryan de Spielberg se desarrolla en un puente. Que lo disfruten.
Sin embargo me parece injusto no mencionar al director que se ha ceñido tanto a las palabras del autor como al sentimiento que le llevó a ordenarlas, de tal modo que representen un cuadro tan genial de la decepción del género humano para con la guerra, pues sin duda una producción antibelicista tan completa mereció ser coronada con dos premios Oscar en 1930; por supuesto estoy hablando de Lewis Milestone.
No me sorprende que tras la publicación de la obra de Remarque referente al desatino de la primera guerra mundial; que para entonces era conocida como “la gran guerra” sin adivinar que se avecinaba una de las peores catástrofes mundiales conocida como la segunda guerra mundial; todo mundo esperaba un cambio definitivo en la mentalidad europea y las potencias imperialistas. De haber sido verdad, la novela de Remarque hubiera marcado un hito en la historia. Una fuerte reprimenda bajo el protagonismo de un chico llamado Paul Bäumer quien nos guía bajo la guerra de trincheras y el estilo de vida adoptado por los soldados alemanes que , atraídos por el idealismo patriótico del discurso de un maestro suyo, se enlista como voluntario en las fuerzas militares y que poco a poco va disminuyendo hasta transformarse en un escepticismo hacia la guerra pero a la vez va formando lazos de amistad que sólo dentro de las barracas proporcionan y se fortalece con el trato duro e inhumano.
Bäumer se ve en la situación de rechazo incluso contra su propia familia, pues sus opiniones del frente normalmente se cruzan y contradicen con la realidad, pues es ésta la que descubre la crueldad, los horrores de la guerra.
Sin duda recomendable, tanto la película de 1930 como la novela. Por allí me han mencionado que también existe un re-make, pero no lo he visto, pero me aventuraría a recomendarlo, aún sin verlo. Cabe mencionar que la película de 1930 es americana, y que fue de las últimas en la que un alemán fue retratado al continente como un ser humano con una cierta dignidad llegando a ser visceral, pero al margen de la realidad, como cualquiera podría imaginarse una película de los 30's rebosante todavía del mimetismo y los ademanes del teatro clásico, cosa extrañable en unos años, pues para las cintas de la segunda guerra el Alemán se transformará en el enemigo, por tanto será retratado como un patán, un hombre falto de escrúpulos, el reflejo de lo peor que un hombre pude lograr a ser y en el mejor de los casos será ridiculizado por las caricaturas de Bugs Bunny y el pato Lucas.
Para mayor información sobre el tema, les recomendaré otra cinta que a leguas se nota la influencia de Remarque, pues al igual que Sin novedad en el frente es producida en la postguerra pero no de la primera sino de la segunda guerra mundial, sus personajes son jóvenes alemanes, pero logra una mayor calidad de realismo e impacto sin discursos tan románticos. Su nombre es El puente de Bernhard Wicki. La pondría entre una de las mejores películas, sino la mejor película de cine bélico. Con decirles que es por esta cinta por la que Rescatando al soldado Ryan de Spielberg se desarrolla en un puente. Que lo disfruten.
2 comentarios:
yo soy la única que te lee y que te comenta. me siento privilegiada-.
Eres una lindura por eso te quiero!!
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