Bienvenido

Photobucket

El hombre que mira

lunes, 11 de enero de 2010

El hombre que mira
Si se trata de textos eróticos no hay nada más fácil que buscarse una buena página que se especialice, muchas de ellas no necesitan mucho más que un registro del usuario hay otras que ni siquiera eso necesitan. Sin duda cualquiera podría aprovechar sus ratos de ocio y utilizar su mente depravada en algo más constructivo que prender la computadora e inundar su memoria caché con imágenes pornográficas, spywares, vírus informáticos o spam. A veces es saludable para las mentes depravadas usar un poco su imaginación e imaginar sus propios cuentos eróticos, seguro que con un poco de imaginación se puede uno imaginar, ahora que si quieren subir un poco de categoría, una recomendación que sin duda les haría es Alberto Moravia en sus distintos títulos, pero en especial al que me he hecho cargo de leer poco a poco, disfrutando cada capítulo en el que en algunas ocasiones no es necesario llegar al coito para tener una experiencia estremecedora.

Influido muy significativamente por la filosofía existencialista y las teorías psicoanalistas de Sigmund Freud, Moravia logra cautivar la atención del depravado promedio y no sólo de él, son interesantes los alcances que una prosa sencilla aunque muchas veces un poco burda y predecible puede lograr a partir de una trama cotidiana y sencilla, localizada en la cabeza de cierto individuo apodado Dodo, que estudia el comportamiento un poco impreciso de si mismo en contra de su padre, este elemento llega a ser casi una situación didáctica expositiva del complejo de Edipo, tanto así que pareciera que asistes a una cátedra de psicología, pues Dodo nos narra una situación inconveniente por el que pasa en su infancia y que deja ciertas secuelas en su inconsciente todo esto bajo la misteriosa ausencia temporal de su esposa Silvia en la casa.

La situación de las mujeres en estos relatos adquieren en cierto punto un tono pasivo que intercambian en el momento que Dodo adquiere un papel de Voyeur. Inspirado en un Poema de Mallarmé titulado Una negra (…por el diablo poseída), cuestión que es desarrollada por un escenario de celos, envidia y competencia un tanto apelante a los más bajos instintos del hombre. Esta es la razón del título. Buena lectura aunque un poco tediosa, bien podría ser engullida en menos de un día, pero hay que tomarse su tiempo antes de ingresar en las profundidades del pensamiento de Moravia, pues hay partes en donde la soberbia es capaz de hacer una diferencia tajante en oraciones como “nosotros los europeos hemos descubierto algo llamado el inconsciente”. Pasando por alto esas cuestiones, es una narrativa sencilla, fácil de digerir para aquellos depravados que no gustan mucho de las tramas intrincadas.

0 comentarios: