Cuento para niños, inspirado en la grandiosa obra del artista colombiano Fernando Botero.
Mi tía Georgina es una mujer rechoncha, más bien gorda. Tiene dos pequeños ojos que asemejan aceitunas. De no ser por sus ojos y su nariz, su rostro sería como un durazno, por sus mejillas.
No tiene cuello, aunque mi mamá diga que si, su rostro y su cuerpo tienen una continuidad; sus piernas parten de su panza como dos fuertes troncos, desembocan en unas zapatillas tan pequeñas que se entierran en el pasto.
Sin embargo sus brazos son largos y flexibles como una guía. Cuando se sienta parece una pera, pero cuando se enoja, ose avergüenza, o se ríe mucho, se pone roja roja como un tomate.
Usa vestidos muy extravagantes, cuando usa blusa de lunares parece alguna especie de fruta exótica y cuando usa su vestido de holanes parece una lechuga. También suele llevar un bolso enorme donde guarda sus trebejos y siempre combina con sus blusas. Todo lo que usa, parece un pequeño retoño de ella. Llevo un copete respingado que le hace ver muy graciosa.
Yo digo que no hay besos más completos que los de mi tía calabaza, por que cuando lo hace, te besa tooooda ella.
Mi tía calabaza
lunes, 2 de noviembre de 2009
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2 comentarios:
amorts
está bien bonito tu cuento :D
te qiero
soy yo, tu novia amada
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