El cine cuenta historias, la literatura también, la pintura, la fotografía, etc. Todo arte es una especie de reproducción del hombre y su entorno: a modo en el que el cine proyecta películas, el hombre se proyecta a sí mismo en las cosas que hace. Uno se siente muy identificado con la producción de alguien más cuando siente que hay algo que le hace sentir cercano a uno. Pero ¿cómo es que alguien podría sentirse más cercano a sí mismo teniéndose todos los días una identidad a la que es imposible dejar, y a la que sólo bastaría verse reflejada en un espejo? Si tanto cariño nos tenemos, cómo es que no todos somos como el mito de Narciso nos cuenta.
El mito, precisamente, es un ejemplo perfecto de cómo el hombre se proyecta así mismo directa e indirectamente en sus mismas obras intelectuales. No es el reflejo exterior el que atrae al narcisismo antropológico, es el reflejo de otro tipo de naturaleza, puesto que podremos observar cómo el hombre no sólo refleja su naturaleza material sino también la espiritual. Tomemos en cuenta que dentro de esta naturaleza el hombre tiende a expresarse de varias maneras. Estaría dentro de su naturaleza el ser un ente que entra en relación con otros entes, por eso si tomáramos al cine no como un modo de producción sino también como un modo de expresión, la complementariedad del hombre y el cine como reflejo del mismo estaría manifiesta, puesto que no existe hombre que no halle la manera de expresarse a si mismo de cualquier forma. Es un progreso darle un poco de crédito el pensar que de este modo, el cine en efecto sería la proyección del modo de ser del hombre y no sólo de historias fantásticas, aunque esto ya conlleve cierto grado de realidad, puesto que no existe fantasía alguna fuera de nuestro mismo entorno natural. No hay hombre sin expresión y no hay expresión si hombre.
Seamos consecuentes al título, siendo así no sólo el cine reflejaría al modo de ser, sino al modo que debería ser y al modo en el que quiere ser. El cine le permite un amplio espectro de posibilidades. Seamos amigables al recibir al cine. No hay mejor forma de saber esto, es decir, saber qué es el cine, más que visitando el lugar donde empíricamente podríamos tenerlo presente. Analicemos su antes y su después; su aquí y ahora.
El cine es una actividad, se puede llevar a cabo tanto sólo como acompañado. Nuestra experiencia es personal, pero es más agradable hacerlo con más personas. ¡Vamos al cine! es la frase que en la práctica desencadena toda la experiencia. Desde aquí vemos la primera definición concreta. El cine se da en un lugar al que hay que asistir, no todos podemos tener una pantalla de proyección en nuestra casa. El cine es un fenómeno colectivo y social.
El cine es tanto un lugar, como un fenómeno social e individual. Se va al cine, una vez en el cine se vive el cine. Demos el siguiente paso ¿Cómo se vive? El modo en el que entramos puede definir el modo en el que vivimos el cine. No es lo mismo entrar a una película con el prejuicio de que tal o cuál actor es malo aunque eso determine ya las razones por la que elegiste la película. He aquí una segunda definición: El cine se manifiesta por medio de películas.
Las películas son el cuerpo material del cine. Se da en una serie de fotografías a una determinada velocidad, por lo menos 24 fotogramas por segundo, que recrean en cierto modo la experiencia del movimiento natural.
En esta otra definición, el cine se nos presenta como Imagen, una especie de imagen de una realidad genérica. El cine también es una especie de mímesis de la realidad.
Lo que ocurre con el cine es que condensa muchas otras mímesis, toma de su entorno las posibilidades y proporciona una aparente nueva realidad. Esto es algo marcado en el cine y como lo he dicho, no hay mejor forma de notar este ejemplo que apreciándolo. Bastaría con citar una de las primeras fantasías cinematográficas de la historia. El viaje a la Luna de Georges Méliès. Este es un cortometraje de cine mudo basado en la literatura de Welles y Verne. A este conjunto se le aúna la dirección teatral de Méliès, además del empleo de utilería y efectos especiales brindados por la afición del mismo Méliès por la magia. Los efectos especiales son empleados por primera vez, la corta historia del cine y una producción de lo que se conoce como ciencia ficción, funda sus simientes a partir de la literatura y se desarrolla plenamente en el cine.
Suele pasar que una película inspirada en un libro toma para su contexto ciertos elementos esenciales de la obra. Pero entonces demeritaría la utilidad del cine. No es lo mismo leer a Tolkien que ver a Jackson. Es discutible, que mientras en una obra de literatura, el mérito se lo lleva el escritor en cuestión, por otro lado el cine representa el esfuerzo en conjunto. Si se trata de una producción hollywoodense interviene una cantidad inmensa de personas, y tanto mérito tiene el maquillista y el escenógrafo que producen el entorno donde se desarrollará la imagen, como el escritor que respalda el perfil psicológico del personaje protagonista. Frente a esto se le suele otorgar el mérito del trabajo del cine al Director que coordina todos los modos de producción.
Pero esto ya nos abre una separación a las distintas acepciones de cine como reflejo del modo de ser. Hemos separado al cine como lugar, actividad, y ahora como técnica. El cine es una técnica de representación de la realidad natural. En relación con el cine la realidad es determinante, pero no la realidad natural, sino la realidad vista por los ojos del artista.
Tratándose de la literatura y el cine por ejemplo: uno se va a sentar a ver el cine no al modo en el que te sientas con un libro. Para el libro se requiere un esfuerzo diferente al cine. Por eso mismo remarco las posibilidades que hasta ahora se nos han manifestado. La percepción del cine es simultánea con otros entes por su virtud de ser un fenómeno social, la percepción de la lectura es personal. Por principio la experiencia estética de la lectura y del cine no tiene punto de comparación. Sin embargo su relación con la realidad determina a ambas por género y sólo dentro del cine es donde se dan otras especies de representaciones. En el ejemplo anterior de Méliès encontramos tanto literatura, como pintura, teatro, y no muy definidamente escultura; todo esto encontrado simultáneamente en el cine como representación del querer ser del hombre, sus anhelos de viajar a la luna, el miedo a lo desconocido y su capacidad de enfrentamiento. Cabe mencionar la hostilidad con la que los personajes reaccionan ante los humanoides de la luna, que si tomamos al cine como representación del entorno del hombre y su modo de ser, dichos seres fantásticos, no pueden ser más que la representación de ellos mismos.
Estamos hablando de una representación del hombre en la fantasía, el primer filme de ciencia ficción lo tenemos proyectado con Méliès. Pero el cine no se cerrará sólo en el deber y el querer ser, sino se intenta sólo presentar al ser de todos los días. Desde el tiempo de los hermanos Lumiére el cine se nos ha presentado como una forma de capturar la realidad cotidiana, las primeras grabaciones nos van a mostrar el arribo de un tren o la salida de unos obreros sin pretender representar nada más que un reflejo de la realidad.
El mito, precisamente, es un ejemplo perfecto de cómo el hombre se proyecta así mismo directa e indirectamente en sus mismas obras intelectuales. No es el reflejo exterior el que atrae al narcisismo antropológico, es el reflejo de otro tipo de naturaleza, puesto que podremos observar cómo el hombre no sólo refleja su naturaleza material sino también la espiritual. Tomemos en cuenta que dentro de esta naturaleza el hombre tiende a expresarse de varias maneras. Estaría dentro de su naturaleza el ser un ente que entra en relación con otros entes, por eso si tomáramos al cine no como un modo de producción sino también como un modo de expresión, la complementariedad del hombre y el cine como reflejo del mismo estaría manifiesta, puesto que no existe hombre que no halle la manera de expresarse a si mismo de cualquier forma. Es un progreso darle un poco de crédito el pensar que de este modo, el cine en efecto sería la proyección del modo de ser del hombre y no sólo de historias fantásticas, aunque esto ya conlleve cierto grado de realidad, puesto que no existe fantasía alguna fuera de nuestro mismo entorno natural. No hay hombre sin expresión y no hay expresión si hombre.
Seamos consecuentes al título, siendo así no sólo el cine reflejaría al modo de ser, sino al modo que debería ser y al modo en el que quiere ser. El cine le permite un amplio espectro de posibilidades. Seamos amigables al recibir al cine. No hay mejor forma de saber esto, es decir, saber qué es el cine, más que visitando el lugar donde empíricamente podríamos tenerlo presente. Analicemos su antes y su después; su aquí y ahora.
El cine es una actividad, se puede llevar a cabo tanto sólo como acompañado. Nuestra experiencia es personal, pero es más agradable hacerlo con más personas. ¡Vamos al cine! es la frase que en la práctica desencadena toda la experiencia. Desde aquí vemos la primera definición concreta. El cine se da en un lugar al que hay que asistir, no todos podemos tener una pantalla de proyección en nuestra casa. El cine es un fenómeno colectivo y social.
El cine es tanto un lugar, como un fenómeno social e individual. Se va al cine, una vez en el cine se vive el cine. Demos el siguiente paso ¿Cómo se vive? El modo en el que entramos puede definir el modo en el que vivimos el cine. No es lo mismo entrar a una película con el prejuicio de que tal o cuál actor es malo aunque eso determine ya las razones por la que elegiste la película. He aquí una segunda definición: El cine se manifiesta por medio de películas.
Las películas son el cuerpo material del cine. Se da en una serie de fotografías a una determinada velocidad, por lo menos 24 fotogramas por segundo, que recrean en cierto modo la experiencia del movimiento natural.
En esta otra definición, el cine se nos presenta como Imagen, una especie de imagen de una realidad genérica. El cine también es una especie de mímesis de la realidad.
Lo que ocurre con el cine es que condensa muchas otras mímesis, toma de su entorno las posibilidades y proporciona una aparente nueva realidad. Esto es algo marcado en el cine y como lo he dicho, no hay mejor forma de notar este ejemplo que apreciándolo. Bastaría con citar una de las primeras fantasías cinematográficas de la historia. El viaje a la Luna de Georges Méliès. Este es un cortometraje de cine mudo basado en la literatura de Welles y Verne. A este conjunto se le aúna la dirección teatral de Méliès, además del empleo de utilería y efectos especiales brindados por la afición del mismo Méliès por la magia. Los efectos especiales son empleados por primera vez, la corta historia del cine y una producción de lo que se conoce como ciencia ficción, funda sus simientes a partir de la literatura y se desarrolla plenamente en el cine.
Suele pasar que una película inspirada en un libro toma para su contexto ciertos elementos esenciales de la obra. Pero entonces demeritaría la utilidad del cine. No es lo mismo leer a Tolkien que ver a Jackson. Es discutible, que mientras en una obra de literatura, el mérito se lo lleva el escritor en cuestión, por otro lado el cine representa el esfuerzo en conjunto. Si se trata de una producción hollywoodense interviene una cantidad inmensa de personas, y tanto mérito tiene el maquillista y el escenógrafo que producen el entorno donde se desarrollará la imagen, como el escritor que respalda el perfil psicológico del personaje protagonista. Frente a esto se le suele otorgar el mérito del trabajo del cine al Director que coordina todos los modos de producción.
Pero esto ya nos abre una separación a las distintas acepciones de cine como reflejo del modo de ser. Hemos separado al cine como lugar, actividad, y ahora como técnica. El cine es una técnica de representación de la realidad natural. En relación con el cine la realidad es determinante, pero no la realidad natural, sino la realidad vista por los ojos del artista.
Tratándose de la literatura y el cine por ejemplo: uno se va a sentar a ver el cine no al modo en el que te sientas con un libro. Para el libro se requiere un esfuerzo diferente al cine. Por eso mismo remarco las posibilidades que hasta ahora se nos han manifestado. La percepción del cine es simultánea con otros entes por su virtud de ser un fenómeno social, la percepción de la lectura es personal. Por principio la experiencia estética de la lectura y del cine no tiene punto de comparación. Sin embargo su relación con la realidad determina a ambas por género y sólo dentro del cine es donde se dan otras especies de representaciones. En el ejemplo anterior de Méliès encontramos tanto literatura, como pintura, teatro, y no muy definidamente escultura; todo esto encontrado simultáneamente en el cine como representación del querer ser del hombre, sus anhelos de viajar a la luna, el miedo a lo desconocido y su capacidad de enfrentamiento. Cabe mencionar la hostilidad con la que los personajes reaccionan ante los humanoides de la luna, que si tomamos al cine como representación del entorno del hombre y su modo de ser, dichos seres fantásticos, no pueden ser más que la representación de ellos mismos.
Estamos hablando de una representación del hombre en la fantasía, el primer filme de ciencia ficción lo tenemos proyectado con Méliès. Pero el cine no se cerrará sólo en el deber y el querer ser, sino se intenta sólo presentar al ser de todos los días. Desde el tiempo de los hermanos Lumiére el cine se nos ha presentado como una forma de capturar la realidad cotidiana, las primeras grabaciones nos van a mostrar el arribo de un tren o la salida de unos obreros sin pretender representar nada más que un reflejo de la realidad.
2 comentarios:
amigo, usted, se pierde con las palabras.El cine en primer lugar es negocio, nació, como atracción de feria, las películas de Melies, se veian en los parques de atracciones, al lado, de mujer barbuda y y el tren de la bruja. Con el tiempo fue apreciado como un nuevo medio de comunicación y arte. La llegada del tren y la salida de los obreros fueron temas tomados al azar, sin ninguna pretensión de dejar testimonio de la epoca, todo eso vino después, más que con los americanos y franceses, yo creo que fue con los expresionistas alemanes, con el fantástico "gabinete del doctor Caligari", cuando comenzó a tener pretensiones de arte. Un saludo
Por supuesto, eso no se lo puedo objetar, el cine nació como espectáculo y negocio. Pero como tal, no se deja de lado que el cine de Méliès utilice los distintos tipos de arte, voluntaria o involuntariamente.
El arte a final de cuentas, termina por ser el negocio de los corredores o dealers y continúa siendo negocio. Mi objetivo no es determinar los origenes del cine como arte, sino señalar el contenido antropológico que una perspectiva mucho más desarrollada podría brindarnos.
Por supuesto que estoy de acuerdo con usted. Pero si nos vamos del lado económico el arte empieza y termina por no ser otra cosa más que puro negocio.
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