En formación impenetrable, se protegen los costados en línea inclinada, resguardan el avance. Paso a paso se defienden mutuamente, los tres peones, de ser masacrados por una torre superior.
Es la soberbia de la torre la que impide romper su formación, es su miedo, es su rabia, ante la venganza de los tres mosqueteros negros.
Nadie avanza.
El rey Blanco da un paso hueco, un movimiento mellado, un desperdicio, un abrirle paso a algo más.
El caballo negro se repliega a los márgenes laterales.
El alfil blanco cubre el espacio abandonado por el rey.
El caballo amenaza a otro peón, pero reconoce una trampa.
El alfil blanco se desliza através de todo el tablero y se sitúa justo atrás de nuestra primera formación, la impenetrable.
Adiós hermano mío.
Tres mosqueteros
miércoles, 28 de octubre de 2009
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