El cine tiene en su haber, una serie de virtudes que le distinguen sin duda entre aquellos elementos capaces de reflejar al modo de ser del hombre.
Al acercarnos a lo que el título nos manifiesta debemos cuestionarlo. Ya de por si nos ofrece una serie de aristas que debemos allanar antes de abordar el tema sin más. Empecemos por aceptar que efectivamente el cine es el reflejo del modo de ser del hombre, hacerlo sería llevar sus consecuencias a discusión y llevar a la experiencia lo que entendemos por cine. Dentro de la misma esta la posibilidad de articularlo de cierta manera, con tal de que quede la cuestión ¿Cómo es que el cine refleja el modo de ser del hombre? ¿Qué propiedades tiene el cine para lograrlo? y si es que ¿Existen otras formas? Pero antes y con muchísima más importancia ¿Qué entendemos por cine para aseverar que refleja al modo de ser?
Hablar del “modo de ser” del hombre es algo impreciso puesto que si llevamos a la experiencia el concepto, se nos manifiesta no sólo un modo sino una infinidad de modos distintos y variados, derivados o independientes unos de otros. Darle sentido a esta infinidad, precisa discriminar un cierto tipo de otro al modo del que distingue la prioridad. Aún así, llevar a cabo esta distinción en la experiencia, hacer ostensible todos los modos de ser del hombre y ver si corresponde a lo que el resultado obtenido del significado de “cine” es una labor titánica si es que no hemos dictado un arbitrio que ordene en que se base esa prioridad.
Por eso mismo el acercamiento al cine que les relato tiene más sentido si se presenta bajo el contexto de la infancia, el primer acercamiento es el más sincero. No sabemos de actores o actrices malas, de directores o guionistas, o sobre cine de Hollywood o independiente, no estamos bajo los prejuicios que una edad ya más avanzada va a distinguir entre qué película es mala o buena por otros elementos empíricos que no sean la experiencia de ir al cine por el cine mismo y sin factores externos que determinen una predilección. Lo que si es claro en todos los casos es que fácilmente puedes distinguir entre una película aburrida y otra entretenida, pienso ante todo que ir a ver el cine se fue conformando en un hábito. Vean la película Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore y verán a qué me refiero. La experiencia que tiene uno de niño al ver los dibujos animados es la manera perfecta en la que podríamos apreciar cómo es que al encontrar algo que nos identifica lo queremos tener cerca de nosotros.
¿Pero para qué darle sentido? ¿Es que el cine tiene sentido? ¿Cuál es el sentido del cine? ¿Hacia dónde se dirige el cine cuando se presenta en la existencia del hombre? Digo esto último por que si no fuera por el hombre, el cine no tendría sentido, pero acaso si no fuera por el cine ¿El hombre no tendría sentido? Estamos hablando de que para que el cine sea, es necesario el hombre y sus modos de ser, pero para que el modo de ser sea dudo que sea necesario el cine.
Al acercarnos a lo que el título nos manifiesta debemos cuestionarlo. Ya de por si nos ofrece una serie de aristas que debemos allanar antes de abordar el tema sin más. Empecemos por aceptar que efectivamente el cine es el reflejo del modo de ser del hombre, hacerlo sería llevar sus consecuencias a discusión y llevar a la experiencia lo que entendemos por cine. Dentro de la misma esta la posibilidad de articularlo de cierta manera, con tal de que quede la cuestión ¿Cómo es que el cine refleja el modo de ser del hombre? ¿Qué propiedades tiene el cine para lograrlo? y si es que ¿Existen otras formas? Pero antes y con muchísima más importancia ¿Qué entendemos por cine para aseverar que refleja al modo de ser?
Hablar del “modo de ser” del hombre es algo impreciso puesto que si llevamos a la experiencia el concepto, se nos manifiesta no sólo un modo sino una infinidad de modos distintos y variados, derivados o independientes unos de otros. Darle sentido a esta infinidad, precisa discriminar un cierto tipo de otro al modo del que distingue la prioridad. Aún así, llevar a cabo esta distinción en la experiencia, hacer ostensible todos los modos de ser del hombre y ver si corresponde a lo que el resultado obtenido del significado de “cine” es una labor titánica si es que no hemos dictado un arbitrio que ordene en que se base esa prioridad.
Por eso mismo el acercamiento al cine que les relato tiene más sentido si se presenta bajo el contexto de la infancia, el primer acercamiento es el más sincero. No sabemos de actores o actrices malas, de directores o guionistas, o sobre cine de Hollywood o independiente, no estamos bajo los prejuicios que una edad ya más avanzada va a distinguir entre qué película es mala o buena por otros elementos empíricos que no sean la experiencia de ir al cine por el cine mismo y sin factores externos que determinen una predilección. Lo que si es claro en todos los casos es que fácilmente puedes distinguir entre una película aburrida y otra entretenida, pienso ante todo que ir a ver el cine se fue conformando en un hábito. Vean la película Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore y verán a qué me refiero. La experiencia que tiene uno de niño al ver los dibujos animados es la manera perfecta en la que podríamos apreciar cómo es que al encontrar algo que nos identifica lo queremos tener cerca de nosotros.
¿Pero para qué darle sentido? ¿Es que el cine tiene sentido? ¿Cuál es el sentido del cine? ¿Hacia dónde se dirige el cine cuando se presenta en la existencia del hombre? Digo esto último por que si no fuera por el hombre, el cine no tendría sentido, pero acaso si no fuera por el cine ¿El hombre no tendría sentido? Estamos hablando de que para que el cine sea, es necesario el hombre y sus modos de ser, pero para que el modo de ser sea dudo que sea necesario el cine.

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