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Oficio de Apologetas

miércoles, 27 de enero de 2010

Hoy pienso compartir un pequeño pensamiento que me ha aquejado desde el día de ayer cuando visité el XV congreso internacional de filosofía en el edificio de filológicas.

Como sabrán muchos de ustedes que son tan cercanos a mí, cuando platicamos no tardo demasiado en externarles mis intereses con respecto a la carrera de filosofía. No es un secreto que me agrada la estética y que por tanto mis pláticas, como muchos, pueden llegar a ser muy “sui generis” pero que de todos modos se inclinan más hacia el arte, la ética, antropología y a veces algo de política. Esa fue la razón por la que en las mesas del dichoso congreso me ha dado por buscar en específico cosas referentes a eso.
Mi sorpresa fue es notar un duro ambiente, plagado de una rivalidad mezquina casi enemistada con sus propios compañeros de carrera.

A lo largo del tiempo que llevo estudiando la carrera de Filosofía, me ha topado con una serie de personas a las que pienso que difícilmente entenderían el amplio rango que un licenciado en filosofía es capaz de dedicarse, sin una remuneración del todo significativa pero lo suficientemente considerable para dedicarse a “lo suyo” como dicen mis papas cuando se refieren a lo que estoy estudiando. No siento vergüenza la verdad, y no veo por qué debería tenerla, pero pareciera que estoy condenado a tener que justificar mi carrera ante las personas menos indicadas. Desde un abogadete que se hace notar por su antipatía hacia las humanidades y las artes, hasta el barrendero. Ante todos, pareciera que tengo que justificarme y eso se ha vuelto una labor cotidiana en las fiestas y reuniones familiares y hasta de algunos amigos de años posteriores.

¿Por qué filosofía? Es una pregunta que te hacen al iniciar el primer semestre, y es algo que, me parece, no hemos acabado de contestar los alumnos de tercer semestre y me temo que ni en semestres más avanzados podría terminar de justificar.

Sin embargo y esto para retomar el hilo de los primeros párrafos arriba, se me ha hecho algo tan embarazoso tener que justificar mis intereses a personas de mi mismo género, es decir, licenciados en filosofía, que afirman estar en una guerra constante con otros, pues al parecer sus diferentes teorías se contraponen. Lo digo en las palabras proferidas por una doctora (en filosofía claro) rusa, ¿A mi qué me importan los filósofos analíticos? Algo hay entre nosotros, que se me ha hecho poco claro y es esa constante antipatía a las otras carreras como historia, pedagogía o sociología donde se nos tacha de pedantes o creídos, justificarme ante ellos no es un gran problema, muchos creerían que ni siquiera es necesario hacerlo acentuando así el prototipo de arrogancia con el que se nos tacha. O por ejemplo cómo se nos dicen en la carrera de derecho, que divagamos y no vamos al meollo del asunto si no que sólo nos dedicamos a filosofar, entendiendo eso como divagar por el mundo en estado semi-catatónico con los ojos dilatados, desorbitados, por las drogas o quién sabe por qué cosa. Pero se me ha hecho el colmo tener que justificar la existencia de la filosofía por ejemplo a filósofos del lenguaje que afirman que la filosofía es una clase específica de literatura.

Pareciera que desde Sócrates cualquiera que aspire a estudiar la carrera, esta condenado a crear apología, pareciera que somos todos unos profesionales en ello.

2 comentarios:

Ivo Basay dijo...

Ah bueno, la verdad no es tanto el problema eso de justificarse con otras personas (en alguna reunión o plática eventual)ajenas al ámbito de la academia filosófica o a la academia en general.

El problema es saber encontrar tu lugar en la sociedad como persona que ha decidido dedicarse a la filosofía. ¿A qué me refiero?

Bueno, nosotros mismos quizás no tenemos una idea clara (o completa)de cuál es papel que puede desempeñar una persona, digamos un biólogo, en la sociedad. Pues esa profesión o cualquier otra es el papel que decidimos desempeñar. ¿Por qué alguien tendría la pulsión de estudiar células o plantas acuáticas?

Son muchos los caminos "extraños" que puede decidir recorrer una persona, no sólo la filosofía. Y más allá de cualquier explicación que pudiéramos dar del porqué de nuestra profesión o modo de vida esta la certeza de cada quien de que lo que está haciendo es un modo válido de llevar la vida.

No sé si aquellos que mencionas y que también he visto en múltiples ocasiones pelear por cosas tan insignificantes que parecen contradecir ese impulso que lleva a una persona a acercarse a la filosofía busquen ese modo de ver su actividad frente al resto de la sociedad de manera honesta, no sé si vean en su actividad algo distinto de una carrera (literalmente) de merecimientos y honores de la academia.

Hoy la filosofía se desarrolla y sobrevive en el ámbito académico pero no debemos dejar que eso la convierta en un medio para un fin erróneo. Lo cuál no quiere decir que ver a la filosofía como un fin en sí mismo sea incompatible con verla como un medio para enriquecer con lo que sabemos al resto de la sociedad, con humildad, como cualquier otro ser humano.

Levi dijo...

Pues qué te puedo decir Ivo, la verdad he quedado desconsertado del nivel de snobismo en varios de nuestros compañeros. Una cosa es intentar ser específico con el objetivo de agudizar nuestra profundidad en el tema y otra es la de defender algo completamente absurdo por el simple gusto de fregar( por lo menos eso me pareció, no se me ocurre otra razón por la que defender algo tan absurdo). Y es que lo peor es que no son casos aislados, nunca falta el fulano que busca aparentar eso que te digo.